El recuento de los daños
Tengo 38 años, vi a Salinas desaparecer 3 ceros a la moneda mexicana, esto ¿debido a la devaluación acaecida en su gestión? Posteriormente me tocó vivir el error de diciembre ¿por culpa de Zedillo? Más adelante llegó la transición política con un Presidente de oposición que llevaría a nuestro México Mágico a tener un crecimiento del PIB a ritmo de 7% anual, pero ¿la economía se estancó? A pesar del estancamiento, nuevamente se le dio un voto (en realidad 15,000,284) de confianza, pero su gestión no logró dar mejores números en la economía ¿debido a la crisis de 2008-2009? Luego Peña logró impulsar las reformas estructurales, pero ¿el escándalo de la Casa Blanca echó por la borda sus éxitos? Actualmente somos gobernados por López Obrador y a pesar de la crisis mundial por COVID19 ¿los indicadores económicos son bastante positivos?
¿Podemos basarnos en un solo hecho para describir un gobierno? ¿es solo el presidente el héroe/villano de lo que acontece durante su gestión? ¿los indicadores económicos dependen al 100% de quién preside el país? En la entrega anterior de este trabajo concluíamos que además del ejercicio presidencial, los factores internacionales, así como los antecedentes locales repercuten en la economía de la nación. A pesar de esto, por una facilidad de lectura y análisis hoy hablaremos de 5 sexenios más, iniciando con Salinas y yendo hacia atrás hasta llegar a Díaz Ordaz.
Carlos Salinas de Gortari
La desaparición de los 3 ceros en el peso mexicano no es el único indicador importante durante este sexenio y tampoco se le puede achacar solo a Salinas. Durante su sexenio, el peso se devalúo 131,8%, pero con Miguel de la Madrid la cifra alcanzó el 1437.7% y con López Portillo llegó a 646.3%. El PIB subió 4.07%, superando a su antecesor Miguel de la Madrid (0.06%) y a su sucesor Ernesto Zedillo (3.26%), pero quedando debajo del resto de presidentes que toca evaluar en este trabajo: López Portillo (6.65%), Luis Echeverria (5.95%) y Díaz Ordaz (6.23%). El salario mínimo subió un 90.88%, pero fue insuficiente para combatir la devaluación y la inflación que llegó al 139.1%.
Miguel de la Madrid Hurtado
Durante este sexenio se tuvo el crecimiento más bajo en el PIB con un 0.06%, la peor devaluación alcanzando el 1437.7%, la inflación mas alta de la historia llegando a 3710.1% contra 23.5% de nuestros vecinos del norte. A pesar de esto, la deuda externa solo incremento 37.59%, que aunque se escucha alto, es menor a la de López Portillo (200.38%), Echeverria (359.80%) y Díaz Ordaz (147.33%). El salario mínimo también tuvo un incremento del 2097.80%. En cuanto a indicadores económicos, estos 6 años se caracterizaron por ser números bastante altos; aunque no muy positivos, pero hay que ver un poco más a fondo que hechos se suscitaron en este lapso.
El 19 de septiembre de 1985, sucedió un sismo que devastó varias zonas de la capital del país, dejando a muchas personas sin hogar. Debido a la inacción del gobierno la ciudadanía se organizó por su cuenta (para profundizar en el tema, recomiendo leer “No sin nosotros” de Carlos Monsivais). Una muestra de las consecuencias de la crisis en este sexenio es el crecimiento que tuvo el comercio informal y la disminución del poder adquisitivo de los mexicanos. La crisis que ya azotaba al país se recrudeció por los estragos del sismo. De la Madrid dijo que México no requería apoyo extranjero y que el ejército no tenía porque colaborar con la población en las labores de rescate. Como último dato sobre este personaje, no sobra decir que en 2009 acusó a Salinas de Gortari de robarse dinero de la partida secreta, fomento de la corrupción en todo el país y que su hermano Raúl tenía vínculos con el narcotráfico.
José López Portillo
El PIB alcanzo un crecimiento del 6.65%, el más alto hasta hora, aunque después de llevar 2 sexenios sin devaluación (Díaz Ordaz y Echeverría), y uno con 60% (Luis Echeverria), con López Portillo se disparó al 646.3% y con su sucesor; Miguel de la Madrid, al 1437.7%. La inflación en los Estados unidos alcanzó la cifra récord de 67.70% y como si fuera competencia, México llegó a 459.0%, aunque De la Madrid lo superó con 3,710%.
Se hace imprescindible reiterar que nuestro desarrollo depende del esfuerzo productivo de los mexicanos; que nuestros recursos naturales no se han empobrecido por haberse devaluado nuestra moneda; que la capacidad creadora de sus habitantes no está a merced de pánicos financieros y que, en consecuencia, los precios, los salarios y el nivel de vida solo se deterioran en la medida en que, por ignorancia, temor o mala fe, seamos incapaces de comprender que lo único afectado es el valor de lo que compramos en el exterior. Quisiera que así lo entendiéramos muy pronto para evitar la peor de las dependencias enajenantes, la psicológica, la que nos hace perder identidad y dirección.
Podemos, claro, de no actuar en consecuencia, caer en desorden tan profundo, como grande sea nuestra irresponsabilidad e incompetencia en el manejo de una espiral que puede convertirse en torbellino: inflación, devaluación, precios utilidades, salarios, inflación, devaluación, y así sucesivamente. El desempleo y los enfrentamientos que ello traería aparejado debilitarían nuestra democracia y enfrentaríamos el riesgo de emplear fuerza en vez de razón; imposición en vez de solidaridad. Vencer y no convencer. Dominar en lugar de servir.
Apoyaremos a las empresas que de buena fe se vieron forzadas a endeudarse en dólares para evitar la elevación de costos y su descapitalización. Paralelamente habrán de reestructurarse las tasas de interés para premiar la permanencia del ahorro y disminuir la volatibilidad financiera.
Para conciliar los intereses individuales y colectivos de los mexicanos se emitirán nuevos valores de largo plazo respaldados por la producción de materias primas básicas y vinculado al precio internacional de algunos de nuestros recurras más importantes, como la plata -de la que somos el primer productor mundial- y el petróleo.
Adicionalmente para transacciones corrientes reiniciaremos la acuñación de las tradicionales monedas de plata mexicanas, nuestros pesos fuertes. De esta forma ofreceremos a los mexicanos opciones atractivas de ahorro que sin perjudicar sus legítimos intereses, coincidan con los nacionales y nos permitan combatir la inflación y los disparos cambiarios…
No estaría completo este conjunto de leyes, si no se propusiese un instrumento de regulación del endeudamiento público. Este proyecto de ley propone un tratamiento de la información que no sólo garantice el escrupuloso conocimiento de todos aquellos elementos que caracterizan los compromisos del sector público que habrán de traducirse en deudas sino que permita su adecuado uso y control pertinente. En la actual coyuntura económica, esto tiene un significado de suma trascendencia…
Fragmentos del discurso de la toma de protesta como presidente de López Portillo.
Este discurso resultaba emotivo y esperanzador y el crecimiento de las reservas de petróleo (que brincaron de 11,000 millones de barriles en 1976, hasta 72,000 millones de barriles en 1982), parecían darle la razón, sin embargo, el Gobierno generó un endeudamiento sin control, triplicando la deuda que de por sí ya resultaba exorbitante, pasando de 19,600 MDD en 1976 a 58,874 MDD en 1982. Para hacer más aterradoras las cifras, es importante señalar que los préstamos eran en especie, por lo que llegaban equipos, materiales y maquinaria que se amontonaban y se echaban a perder.
Rematando la falta de indicadores económicos positivos durante esta gestión, debemos retomar que Salinas vendió muchas empresas estatales y paraestatales, pero López Portillo compró gran cantidad de empresas quebradas.
Luis Echeverría Álvarez
Para el final de su sexenio, México poseía 272 empresas y organismos descentralizados; casi todos muy mal administrados, mientras su sucesor superó las 1,000 paraestatales; casi en las mismas condiciones. Al igual que su antecesor (Díaz Ordaz), logró mantener el valor del dólar contra el peso, también alcanzó un incremento al salario mínimo del 202.19%, pero la deuda externa incrementó a 359.80%, mostrando indicadores económicos muy contrastantes.
Las finanzas públicas se manejan desde Los Pinos
-Luis Echeverría
La gestión de Echeverría se caracterizó por un crecimiento del gasto público, sin el respaldo de ingresos tributarios, traduciéndose en un incremento del déficit público y posteriormente en deuda externa. La inflación parecía caballo desbocado, llegando a cifras no vistas desde II Guerra Mundial. Más de 2 décadas de crecimiento económico habían llegado a su fin, el manejo de las finanzas públicas desde Los Pinos habían fracasado. Actualmente, vivimos una época en que muchas de las decisiones nacen en Palacio Nacional y como dicta el viejo adagio:
Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla.
Frase atribuida a Napoleón Bonaparte
Gustavo Díaz Ordaz
Fue el segundo presidente sin presentar una devaluación del peso contra el dólar, así mismo, el único que tuvo una inflación (17.80%) menor a la norteamericana (27.60%). El salario subió un 48.84%, muy superior a la inflación, pero la deuda externa subió un 147.33%.
Durante su gestión, se fundó el Instituto Mexicano del Petróleo y tanto la industria petrolera como la petroquímica recibió un fuerte impulso. México opera su primer satélite de comunicaciones para transmitir los Juegos Olímpicos del 68. Se suele decir que el impuesto sobre la tenencia de un automóvil nació para financiar este evento, sin embargo, este tributo fue propuesto en diciembre del 61 y aprobada por el Congreso en diciembre del 62. La candidatura de México como sede para la justa olímpica se dio también en diciembre del 62, pero se aprobó en la Ciudad de México hasta octubre del 63.
Veamos lo que dice la Ley de Egresos del 62 vertida en el Diario Oficial de la Federación al respecto:
Se prevé la aplicación de un impuesto especial sobre la tenencia y uso de automóviles, que se aplicará anualmente; será de carácter variable, de acuerdo con la edad de los vehículos -a mayor antigüedad menor impuesto- y se causará en el momento de efectuar el canje de placas. La razón del impuesto es, como en el caso de todo gravamen, la de contribuir al gasto público, que en el caso de la expansión de carreteras, autopistas, vías, etc., requieren de recursos cada vez más cuantiosos y a cuya contribución los ingresos que se obtienen anualmente por su disfrute, no guardan relación con el beneficio recibido, máxime si se considera que son gentes de recursos las que pueden hacer uso de las mismas.
Como ya pudimos ver, a Ordaz no se le puede acusar de haber creado este impuesto para financiar las olimpiadas, ni criticar (mucho) por sus indicadores económicos, pero sí por su autoritarismo, mismo que quedó de manifiesto en la matanza de estudiantes en octubre del 68.
¿El fin?
En la primera entrega sobre los indicadores económicos dije que solo serían 3 partes y que en esta segunda retomaría a Zedillo y terminaría con Lázaro Cárdenas, sin embargo, conviene terminar esta segunda parte en Díaz Ordaz y en la 3a hablar de las gestiones desde López Mateos hasta Cárdenas del Río.
Al inicio de este artículo mencionaba que no se le puede juzgar a los presidentes solo por X o Y, y aunque el objetivo principal de este serie es hablar de los indicadores económicos a través del tiempo y los presidentes, también comenzamos a ver manifestaciones sociales (que tendremos que desmenuzar de manera independiente) que enmarcan la gestión presidencial y los contextos históricos alrededor de la economía de cada ciclo.
Antes de cerrar esta entrada quisiera preguntar al lector ¿Cuántas de estas gestiones les tocó vivir? ¿Qué sucesos históricos conviene analizar para completar este trabajo? ¿Cuál es nuestro papel como ciudadanos para mejorar la situación del país?
Enlaces externos: Banxico Diario Oficial de la Federación INEGI Termómetro de la economía mexicana Privatización y desmantelamiento del sector público